Ramón Quesada Consuegra

publicada en el libro ÚBEDA: Hombres y Nombres
Editado por la Asociación Gavellar Casa de Úbeda en Madrid. 1982

PALMA BURGOS, Francisco. (Málaga, 1918)

Escultor y pintor. Profesor de Dibujo. Es primogénito de la dinastía de Francisco Palma García, creador de la famosa Piedad de Málaga. Con sólo once años de estudio, sorprende Palma Burgos con un retrato de Salvador Rueda digno de un gran maestro. Consecuentemente, el Ayuntamiento de Málaga le concede una bolsa de estudios.

Esculpe, pinta, enriqueciéndose en el mundo del arte. Sus extraordinarias dotes, se ven recompensadas con premios y medallas cada vez que participa en exposiciones y concursos. En 1938 es nombrado profesor asistente para el modelaje y escultura en la Escuela de Arte de Málaga, y asesor artístico como escultor de la Junta de Reconstrucción Pro-Obispado. Su inspiración creativa le lleva a participar en múltiples actividades: dirección artística de representaciones de teatro religioso español, promueve la Semana Santa de Málaga, esculpe estatuas en bajo relieve, ejecuta paisajes y retratos, como el de su padre, sencillamente fabuloso. Técnicamente es perfecto y vibrante de sentimiento. El Ministerio de Asuntos Exteriores le concede una bolsa de estudios. Estudia cuatro altos en Roma, frecuenta la Academia de Bellas Artes y obtiene la graduación en 1943.

Realiza el Cristo de la Buena Muerte, una de sus obras más conseguidas que sustituye al desaparecido de Mena. El Cristo de los Milagros y el Cristo de la Humillació, de Málaga, consolidan su arte. Es académico por la de Bellas Artes de San Telmo de Málaga.

Expone su pintura y escultura en España y en el extranjero. Gana el Concurso Nacional con el trono del Cristo de Medinaceli, en Madrid. Otra obra suya de gran valor, es el Crucifijo expuesto en la catedral de Munich.

Procedente de Andújar, llega a Úbeda solicitado en 1945 por el conocido industrial D. Julián Fernández Campos, que le patrocina. La obra de Francisco Palma Burgos en Úbeda es inmensa, única y elocuentemente extraordinaria. Nada más llegar, nada más apreciar el arte de sus piedras y saborear la reciedumbre de su historia, comienza a trabajar y de sus manos van saliendo las imágenes para la Semana Santa. Nuestro Señor en la Columna primero, y algo más tarde el Santo Entierro de Cristo, grupo escultórico de seis figuras cuya Virgen Dolorosa es Medalla de Plata en la Exposición Nacional de Bellas Artes, llegan de Madrid, donde fueron creadas. Jesús en la Columna es una gran talla; parece que la imagen, en las sinuosidades y pliegues de las formas, y en el color de la piel del Cristo, está, o ha querido el autor que esté, el sol dorado de la ciudad hidalga poniendo reflejos ocres sobre la piedra de sus monumentos. El artista saluda con esta imagen a Úbeda y ésta, reencontrada, le abre sus puertas y brazos de par en par. Continúa trabajando. Primero en el taller de la calle Guadalquivir, luego, ya siempre, en la iglesia de Santo Domingo, que, como lugar sagrado, inspira al maestro en sus tallas de imaginería. Queda ya entrañablemente vinculado a Úbeda. En su taller de Santo Domingo nacen continuamente sus obras. Trabaja intensamente y enseña a toda una generación de alumnos que después triunfarían en la pintura y escultura. De aquí salen el busto del alcalde D. Pedro Sola, la Entrada de Jesús en Jerusalén y su suntuosa carroza, el Cristo de la Noche Oscura, la carroza de Jesús en la Columna, el trono del Santísimo Cristo de la Humildad, el de Nuestro Padre Jesús Nazareno, el de la Verónica y San Juan, Virgen de los Dolores; los tronos del Cristo de la Expiración y el de Nuestra Señora de las Angustias. El trono del Santo Entierro y la imagen del Santo Sepulcro, Jesús resucitado y su trono, el monumento a San Juan de la Cruz, inaugurado el 24 de noviembre de 1959. El grupo escultórico de la fachada principal de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia, San Juan de la Cruz yacente, la Virgen del Despeñaperros, con los atributos de la paz: la paloma y el olivo. El Cristo de Ribadelago, los retablos del Perpétuo Socorro, en San Isidoro; el de San Nicolás, que es un tríptico de base gótica con arreglo al orden arquitectónico del templo, inaugurado el 13 de noviembre de 1957; el de la capilla del Santo Entierro, el del santuario del Gavellar, las pinturas y el altar de la basílica de San Juan de la Cruz... y tantas obras más que escapan al recuerdo.

Francisco Palma Burgos triunfa plenamente en Úbeda, y ésta, agradecida, le tributa un homenaje que se celebra en el Parador Nacional de Turismo del Condestable Dávalos organizado por la Peña Taurina, las cofradias de Semana Santa y una nutrida relación de amigos, alumnos y admiradores y que se celebra el día 1 de mayo de 1955. Pero Paco Palma, como le tratan los amigos, ya piensa en Italia. Su arte, sus grandes cualidades, tienden de nuevo a ser conocidas en el extranjero. En 1961, el artista, emocionado, sabiendo que en Úbeda deja su alma y su pensamiento, marcha a Italia y se establece cerca de Viterbo; en Castel Sant´ Elía. Allí, algo más tarde, ya reconocido su arte, consigue la Primera Medalla de Oro de la Ciudad. Vuelve a España en 1962 y el 13 de junio expone en la Casa de Málaga de Madrid una serie de acuarelas y lienzos de Italia. Este mismo año, en septiembre, lo hace en Úbeda. En 1963 expone sus óleos en Málaga, en una exposición dedicada a la memoria de su padre. Y dos años después, en 1965, muestra al público de Granada sus trabajos. Lo hace en una Exposición de Paisajes urbanos en la Galería Larios. En todas, tanto en las italianas como en las españolas, consigue importantes premios, mejor venta y la crítica nacional y extranjera le reconoce como uno de los artistas más logrados a nivel mundial.

En 1978, en Roma, se le concede el Premio Nacional "Leonardo D'Vinci" al Mérito Artístico. Palma Burgos acaba de acreditarse en Italia y ésta le acoge con entusiasmo como artista extraordinario e indiscutible. Ha restaurado obras de Mena, Berruguete, Cano... Ha dado vida al mármol, al barro, a la madera, a la tela. Sorprende con su ruda variedad y la belleza de sus obras. En todas predomina la armonía de la luz y el color, forma predilecta de expresión. Su obra es como poesía lírica, espontánea y vibrante de un gran maestro, cuya fuerte mano domina el milagro fascinante y misterioso del arte.

Palma Burgos colaboró en la Revista Úbeda con ilustraciones y bellos artículos. También en la emisora "La Voz de Úbeda" en un espacio radiofónico que llamó poderosamente la atención: El artista y su duende.

En el histórico recinto de los Honrados Viejos del Salvador de Úbeda, esculpido por su hermano José María, existe un busto en bronce de Paco Palma. El día de su inauguración, en abril de 1976, el artista estaba presente expresamente llegado de Italia.

El artista es de carácter agradable, abierto, un poco bohemio, que parece ser el hábito de los que en el arte triunfan; desprendido, atento al chiste y a la anécdota; de palabra fácil.

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